En Lorca lo teatral obedece a un impulso primario. Tuvo una visión teatral del mundo: disfrutó y sufrió la vida como un drama universal. El teatro es poesía que se levanta del libro y se hace humana, dijo en una ocasión, y nunca dejó de confiar en la capacidad del teatro para enseñar y deleitar, según el viejo modelo clásico. Su producción estuvo siempre determinada por la voluntad de innovar, en todas las ocasiones. Nunca quiso hacer la comedia burguesa que dominaba en su tiempo, sino acceder a los grandes temas: el amor, la muerte, el paso del tiempo, la opresión y la rebeldía, la fuerza del destino. El fracaso de su primera obra estrenada, El maleficio de la mariposa (1920) quizá se debió a un exceso de transgresión, de modo que la siguiente, Mariana Pineda (1927), se ciñó al diálogo con el «teatro poético» modernista, para subvertir sutilmente sus códigos, hasta fundir el amor (privado) con la Libertad (pública). Al mismo tiempo su laboratorio teatral explora el registro del t